miércoles, 26 de mayo de 2010

CAPÍTULO X

“De la mañana a la noche,
de la noche a la mañana
en grandes olas azules
y encajes de espuma blanca,
te va llegando el saludo
permanente de la patria.
Ay, hermanita perdida,
hermanita vuelve a casa.”
(14)


El año 1982 comenzó con un par de recitales en Villa Gesell, en el Teatro Los Astros, con un espectáculo llamado “De ayer y de siempre”, los días 22 y 23 de enero.
Poco después, nuestro país vivió un acontecimiento muy particular. El día 2 de abril, en medio de un sigiloso operativo, tropas militares argentinas desembarcaron en las Islas Malvinas, las que desde 1833 se encuentran en poder de los ingleses. Se enarboló nuestra bandera y se instaló en la conciencia popular el sentimiento de recuperación de la soberanía de las islas. En medio de la crisis política, económica y social del régimen militar, la recuperación de Malvinas se constituyó en el proyecto desesperado del entonces presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri, el mismo que creó poco días después el denominado Fondo Patriótico, con el objetivo de financiar los gastos demandados por la gesta de Malvinas, que incluía la aceptación de donaciones de bienes de todo tipo por parte del pueblo, que respondió masivamente a tal convocatoria.
Dos eventos importantísimos se llevaron a cabo con esta finalidad: uno de ellos fue el día 4 de mayo, en el estadio Luna Park, llamado “Encuentro artístico por la paz y la soberanía nacional de las Islas Malvinas”, que convocó a prácticamente toda la colonia artística argentina, en un desfile incesante de personalidades de todas las disciplinas, cada uno de ellos aportando desinteresadamente su granito de arena. El otro, en ATC, el canal oficial, consistió en una maratón televisiva que se extendió durante veinticinco horas, conducida por Pinky y Cacho Fontana, en la que se recibían todo tipo de donaciones, y en la que los artistas contribuyeron también con su presencia. A lo largo del programa especial, se recibieron diferentes donativos, como joyas, ropa y alimentos. Tiempo más tarde se llegaría a conocer que nada de todo lo recibido cumplió con su destino de reforzar las fuerzas armadas o proteger a los soldados del hambre y el frío, constituyéndose en una bochornosa y dolorosa experiencia para todos los argentinos de buena voluntad. Ambos eventos aludidos, contaron con la participación emocionada y bien intencionada de Lolita Torres y Ariel Ramírez con la interpretación de “La hermanita perdida”. Fue en esta ocasión, desatada la guerra con Inglaterra, cuando la canción obtuvo una difusión incesante en todas las emisoras radiales, algo que no había sucedido al momento de grabarla en 1979. Algunos, no enterados de que llevaban tres años interpretándola en sus presentaciones personales y cuando nada hacía pensar en una probable guerra, tildaron a sus intérpretes de oportunistas lo cual, por injusto, les había mortificado profundamente.
El 14 de junio del mismo año, se produjo la rendición argentina, suceso que puso fin al conflicto armado.

En junio de 1982, en un recital realizado en ATC, dentro del marco del ciclo “Juntos”, Lolita festejó sus cuarenta años de labor artística, en un programa conducido por Liliana López Foresi y Hernán Rapella. Durante este, recorrió los tramos sobresalientes de su carrera profesional, comenzando por “La danza de la fortuna”, su primera película, y la mención de las que vinieron después; los ciclos en las Radios El Mundo y Belgrano, las giras, el teatro, y las primeras canciones, hasta desembocar finalmente en un presente que incluyó la interpretación de “La hermanita perdida”.
Sin embargo, no valían las cuatro décadas de trabajo para confiarse del prestigio adquirido y conformarse sin pretender más. Lolita seguía soñando con hacer una comedia en teatro:”Me gustaría protagonizar una comedia musical genuinamente argentina, donde tengan que ver nuestras raíces musicales. Es un proyecto realmente ambicioso y varias personas ya están trabajando en él. Ariel Ramírez ha escrito varias canciones…” Y aunque nunca perdía las fuerzas y las ganas de seguir hilvanando proyectos, más de una vez sintió la frustración de los sueños incumplidos. Ese trabajo que soñaban juntos con Ariel, jamás llegaría a ser realidad.
Volvió a tomar contacto con el público en el escenario de “Castello Vecchio”, con un show que se tituló “Latinoamérica y una noche”, musicalmente acompañada por Carlos Marzán y su grupo, y un elenco que, entre otros, componían Dany Martin y Raúl Funes. Sin embargo, este nuevo paso por el reducto porteño le dejaría un sabor amargo. Lolita, que había sido contratada para presentarse sólo los fines de semana, desconocía que su actuación era anunciada para todos los días. Cuando las personas que concurrían preguntaban por la cantante, se les informaba que la misma no se había hecho presente por encontrarse enferma. Indignada, ni bien se enteró, no lo pensó dos veces y rescindió su contrato con la empresa.
A la hora de hacer un especial para televisión, en ATC, eligió repetir la comedia “Gorrión”, de Alfonso Paso, que ya había hecho en 1969, esta vez con Carlos Estrada, Juan Carlos Galván, Aurora Delmar y Hebe Donay, quien participó en ambas versiones. Esta última, precisamente, refleja de este modo su experiencia junto a Lolita: “Me llamaron para hacer varias comedias con ella: ‘El genio alegre’, ‘Sangre y arena’ y ‘Gorrión’. En esas oportunidades no tuvimos ocasión de hablar más que el texto de los libros. Lolita llegaba puntualísima al trabajo y no hacía otra cosa que trabajar. No era una persona de tener charlas. Pero era afable, encantadora, una mujer estupenda. Pasados bastantes años, me llamaron nuevamente para la segunda versión de `Gorrión´ y su actitud fue igual, muy afable, muy correcta, muy cumplidora. En esa ocasión sí, conversamos más. En su camerino tuvimos oportunidad de dialogar sobre diferentes cosas de la vida, sus hijos, el trabajo y varios otros temas. No es que ella hablara poco con los compañeros porque fuera mujer de poner barreras. No sé si sería algo tímida aunque, una vez que se la trataba, no mostraba timidez en absoluto ni ponía distancias. Todo lo contrario. Cuando compartíamos el trabajo yo la observaba, y siempre vi la misma conducta, la de una mujer que trataba de estar primero en su personaje, y luego en todos los detalles. Lolita era una mujer pendiente de su trabajo. Pero por sobre todas las cosas era madre. Y mujer de su casa. Eso se le notaba mucho. Siento una gran admiración por ella como artista y como persona. Siempre la tuve por una persona de gran rectitud, pero muy afable, muy cordial, muy respetuosa de todo. Será por eso que me ha inspirado siempre, hasta hoy, una sincera y profunda admiración.” (Octubre 2006)

Más tarde, presentó un recital acompañada por el músico Lalo Benítez al piano, en la provincia de Santa Fe. Posteriormente, cumplió una participación en el estadio Vélez Sársfield, en el “Primer festival del canto nacional”, conducido por Julio Márbiz y Hernán Rapella; un evento artístico que se programó en tres noches, correspondiendo la primera a la actuación de Lolita y Ariel Ramírez.


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